Lunes 27 de Julio de 2020

Agotada la primera semana de vacaciones – de ahí este receso bloggeril – de este extraño, extrañísimo 2020.
Sin, de momento, ningún objetivo concreto y cada vez más diluidas las ganas de marcharse a cualquier lugar con «la que está cayendo», aproveché el inicio de mis vacaciones haciendo lo que mejor sé cada vez que pillo unos días libres: tener algún problema de salud.
No esperé demasiado. La madrugada del domingo al lunes mi espalda hizo crock, y me pegué el lunes en posición horizontal sin salir de la cama aprovechando, eso sí, el tiempo en revisualizar «The Mandalorian», ver vídeos de retrogaming en Youtube y dormir como un leño ayudado por mis amigos los fármacos.
El martes, visita al fisio mediante, comencé a ser persona y pude dedicar el resto de semana a hacer lo que normalmente se puede hacer en vacaciones en una ciudad desierta que supera los 40º buena parte del día. Esto es bricolaje, jugar a juegos de mesa, y empaquetar una noche – una al año no hace daño – a Nerea a los abuelos para cenar por ahí sin elegir Happy Meal.
Corta semana, con un fin de semana de Go Fest en Pokemon Go (espera, ¿qué llevo 11 posts con éste y todavía no he hablado de videojuegos en este santo lugar?) y vuelta a la rutina, en una semana que se antoja horrible por la escasez de efectivos (estamos dos sysadmins para toda la empresa) y el trabajo acumulado.
Comienzo el descuento para las próximas vacaciones, éstas ya serán más largas, de casi 3 semanas, y mientras tanto pues seguiremos dándole un poco a la palabra escrita por aquí.
Disfrutad del verano si podéis, con cabeza y mascarilla.
Saludos y hasta mañana!