Los Caballeros del Zodiaco lo petaron. Y las figuritas de Bandai crearon auténtica obsesión en la chavalada. Yo no fui menos, aunque nunca tuve a Shiryu.
En los 90, cuando el Rubius y el Xokas aún llevaban pañal, miles de personas nos juntábamos a las 20:30 frente al televisor a ver cómo otro jugaba a un videojuego.
Abrimos sección de traumas. Esos juguetes que siempre quisimos y no tuvimos. En mi número 1 siempre estará el Proyector Famoplay. Esta es mi triste historia.